16.11.07

LA DIGESTIÓN DE A: Monos con pintalabios magenta







En eso se han convertido los New York Dolls, los ex-travestidos no transexuales que solían bailar como nenas sin padres y tocar buen rock'n'roll con una buena dosis de punk, sonido que inspiraría a los Sex Pistols y estética que acabaría malinterpretada por las Nancys Rubias.

Todo artista tiene "ese nosequé", y todo artista pierde "ese nosequé", como dicen y, aunque sea totalmente cierta esa afirmación (la perfección no se puede prolongar al infinito si no tienes una secta o religión, como Elvis, Maradona o Jesucristo), no significa que alguien que ya no tenga "ese nosequé" deba ser ignorado por completo... de lo contrario yo, por ejemplo, apenas me relacionaría con la gente (no porque haya perdido "ese nosequé" que nunca tuve, sino porque no suelo relacionarme con gente que lo tenga).

Así, un artista, cuando se le pasa el arroz, cuando empieza a medicarse con receta para paliar los efectos de toda la medicación sin receta que ha tomado en vida, cuando (o después de) ha grabado un disco de folk o similares o cuando la gran mayoría de sus antiguos compañeros han muerto o han sido asesinados (estas cosas pasan) para reemplazarlos por músicos más ágiles y atractivos (jóvenes), no llega a perder todo su encanto: le quedan sus antiguos éxitos, le queda su actitud o parte de ella... nos queda la memoria y la imaginación.

Valoro a los buenos músicos, por supuesto, valoro una buena voz, un virtuoso solo de guitarra... pero hasta cierto punto. Prefiero la originalidad (si es agradable), el estilo, los principios... de lo contrario solo escucharía a los virtuosos que aparecen en Youtube y que, no habiendo salido de casa en 6 meses, mínimo, te demuestran lo bien o lo rápido que saben encajar 5.000 notas en un clip. Tener una buena voz está bien, saberla utilizar mucho mejor... si no la tienes pero consigues acojonar de lo perfecta y alucinante que es tu música, mereces ser admirado y recordado.

¿Toda esta introducción por...? Silencio o tendré que tirar de la cadena.

Los New York Dolls, después de presentar un álbum algo poco bueno, con algunas canciones salvables (4-5) y la clara echa en falta de J. Thunders (coros, omnipresencia de la guitarra, ...), se presentaron en Barcelona hace 7 días, exáctamente, en la Sala Sidecar (apostaría a que tiene un aforo de 200 personas).

En el escenario apenas cabían ellos: batería, dos guitarras, un bajo y el cantante. Salieron por detrás de la batería, sin apenas espacio (y el correspondiente cabezazo contra el marco de la puerta) y todo empezó a girar... era la música, la magia y la locura de la gente. Sin lugar a dudas acabó siendo uno de los mejores conciertos de la vida de muchos, tanto por el grupo (totalmente destrozados pero totalmente cojonudos: que le jodan a las voces jóvenes o a las voces cuidadas; entrad voces tabaquiles y arrugadas, hay canapés para todas) como por la sala, realmente enana para contener a "uno de los grandes".

Los Rolling Stones de alcantarilla fundieron los plomos de nuestra imaginación, con algo que, como bien nos advirtió El Rey de la Noche mientras presentaba al grupo, difícilmente íbamos a olvidar. Nunca hubiera imaginado que un grupo tan destrozado pudiera hacernos vibrar tanto ni que una sala tan pequeña pudiera hinchar tanto las pelotas (y no con cabreo, precisamente).


Quién pudiera volver a los '70...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo.
No tenía muchas expectativas para el concierto en cuanto a sonido y tal, simplemente iba pq JODER! iba a ver a los New York Dolls nada más y nada menoos (bueno a dos de los originales jaja)
La sorpresa fue vivir un cojonudísimo concierto en todos los aspectos (aunque su voz se haya vuelto yayuna me flipó) excepto en la garrulez de las personas que a mí, en más de un concierto, me han jodido el ambiente.

Nada más, otra experiencia más que me hará morir CASI feliz (lo sería al completo si resucitara freddie mercury y marc bolan xD).

Res més!

Sra. Patricia

Unknown dijo...

Es mi mini practica de mi treball de recerca, me permite trabajar en casa,y creo que no queda mal.

Dramatis personae


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Un terriblemente humilde servidor de todo aquel que se muestre digno de ser servido (¿nadie?). Dedicado única y exclusivamente a todo menos a ir al lavabo, hablará de ello con su característico tono venenoso y su intelecto, que de tan maravilloso brilla en la total oscuridad. MÁS

Mr. Bogus
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