23.12.07

¿Por qué Chucho Mojado?

Como estoy de vacaciones y, por consiguiente, dispongo de poco tiempo para dedicar a este lugar, seré breve y premiaré al mundo con una revelación, mi regalo de Navidad personal para la humanidad: el significado del título de mi blog (el significado que tiene para mí, vaya).

Sacado del Diccionario del Diablo, de mi entrañable y semejante Ambrose Bierce:

AFECTIVO, s: Adicto a ser un pesado. La criatura más afectiva del mundo es un perro mojado.


Eso es todo, ¡Turbia Navidad!*


* Excelente traducción de MESSY CHRISTMAS.

19.12.07

THE TOWN CRIER: Ni soy tu amigo ni quiero regalarte nada








Ni soy tu amigo ni quiero regalarte nada.

Ni eres mi amigo ni quiero que me regales.

No soy invisible, aunque así lo prefiero si algo debo regalarte.

No eres invisible, aunque así lo prefiero si algo debes regalarme.








"El amigo invisible" ese entrañable juego inseparable de las fechas navideñas (que alguien me lo explique, ¡que alguien me lo explique!) en el que regalamos algo a alguien sin que, teóricamente, lo sepa y nos regala algo un amigo, siempre teóricamente, anónimo. Imagino que su razón de ser es "quiero hacer regalos pero no muchos, que son caros y no quiero lo suficiente a mis amigos".
Pero... ¿qué demonios regalar cuando es imposible apartarse de él? Cuando no te puedes escabullir, cuando debes parecer un animal social aunque no lo quieras ser, cuando te sientes tradicional aunque odies las tradiciones... debes pensar algo, y rápido, para sobrevivir al evento.
Sed todos bienvenidos al pentálogo del buen obsequiador anónimo:

>>>>> Procurad (pelead por ello), que, si caéis en la tentación o la desgracia de tener que participar en un "amigo invisible", éste esté (POR DIOS, hazedle una foto a estra construcción capicúa) reglado mínimamente: si os dedicáis a regalaros calcetines mutuamente os sentiréis vacíos y materialistas sin bandera, procurad que vuestros regalos tengan un tema común o unas pautas a seguir ("tienen que ser armas de fuego" o "solo se pueden regalar libros de temática cristiana").

>>>>> Es importante que una de las "reglas" que pongáis a vuestro juego sea "Regalos total o parcialmente hechos a mano": los obsequios comprados tienen menos valor que el dinero que cuestan (ya que, encima, suelen ser inútiles y feos), así que si aportáis algo "propio", al menos tendrá algo de sedimento espiritual de vuestra persona o estará tintado de vuestro arte, que ya es más que nada (aunque menos que algo).

>>>>> Regalad cosas que, además de "espiritualmente correctas" o "cordiales" o "bonitas" sean algo útiles: podéis regalar un cuadro hecho con vuestras propias mucosidades nasales, pero si a la persona objetivo no le encaja en la pared de su recibidor, acabará en el trastero. Si necesitáis ejemplos: en el caso de que vuestra "incauta víctima" sea fumadora, regaladle una pitillera decorada con vuestras mucosidades nasales y llena de cigarrillos (si le parece asquerosa o repugnante, algo normal, puede tirar la pitillera y fumarse el tabaco).

>>>>> Nunca regaléis artículos relacionados con la Navidad: es realmente alienígena ponerse calzones con Santa Claus estampado a la altura de las nalgas en pleno verano, como también lo es tener un adorno de sobremesa con forma de muñeco de nieve cuando el cambio climático (ese tan famoso) nos está achicharrando.

>>>>> Nunca dejéis de cumplir las reglas establecidas y, si lo acabáis haciendo, aseguraos de que otra persona también lo haga.

17.12.07

INTERLUDIO: Gun

Cuando empieces a pensar como una pistola, el resto del año habrá pasado.

Cuando has empezado a pensar como una pistola, los días del año ya han acabado.





Efectivamente, se acaba el año y hay tan poco tiempo y tan mucho que hacer que creo que tendré que disparar unas cuantas veces al Cielo.

Disculpad mi obsesión por las armas de fuego personales, procuraré portarme mejor: ahora mismo estoy tan ocupado con tareas extra e intra personales que no puedo dedicar demasiado tiempo a este lugar...

Procuraré portarme mejor.

12.12.07

THE TOWN CRIER: Reuniones de EX-compañeros



Como si todos esperaran a oír la voz del maestro para actuar, las reuniones de ex-compañeros de clase no se suelen suceder con demasiada frecuencia: nadie se atreve (o nadie quiere) hacer llamamientos a la reunión por su cuenta. Por suerte o por desgracia "el maestro" sigue ahí (si la Muerte aún no se lo ha llevado) y ninguno de sus antiguos alumnos se atrevería a desobedecer su palabra, incluso aunque no haya castigo o "negativos" en las notas a modo de amenaza.



Una vez reunidos a la fuerza, tanto alumnos como profesores se preguntan qué demonios hacen en esa situación indeseada (los primeros van siguiendo órdenes de arriba y los segundos van siguiendo dictámenes de su conciencia): si no se habían reunido antes era porque no lo consideraban obligatorio, porque odian o aborrecen a sus antiguos compañeros o porque no los quieren lo suficiente.



¿Qué, cómo va todo? - Dejad de preguntar eso. Cuando sea Rey penalizaré a quién lo haga; cuando sea Villano le dispararé. Si a alguien le interesa saber cómo me va, lo puede saber interesándose por mi vida desde que dejamos de vernos con regularidad hasta el día de la "reunión obligada". De hecho, ni siquiera debe de interesar la respuesta a la pregunta, ya que la gente empieza a mirar hacia otro lado cuando lleváis dos canapés hablando de cómo va todo.

El primer año en que estás alejado de un conocido, dicen, es el más estéril: apenas mantenéis contacto alguno ni os acordáis de los cumpleaños ajenos ni movéis un dedo para volveros a ver. Esas cosas ocurren, no las negaré, pero cuando pasa más de un año y seguís en la misma condición es que ahí, claramente, no había química alguna. Las amistades se tienen que regar, dicen los padres, pero las no-amistades pueden perfectamente dejarse morir en el jardín de la memoria, digo yo.

Llamo entonces a la gente para que se reúna por su cuenta, que olvide el miedo o la pereza o la falta de voluntad a la hora de volver a abrazar a un viejo amigo, que no espere a la "reunión obligada" que solo sirve para atiborrarse de canapés fríos y refrescos calientes mientras escuchas a la vez que olvidas lo que te dice gente a la que no desearías estar viendo (otros lo llaman "me entra por una oreja y me sale por la otra").

Aunque debamos suplantarlos por naturaleza, a veces los padres tienen razón (sin negar que nosotros también la tengamos).

10.12.07

LEXICÓN PARA LLEVARSE A LA TUMBA I: Pimpollo

Ahora que falta cierto miembro y su columna por estos lares, una semana después de su suicidio columnístico y de la última vez que yo mismo me atreví a pasar por aquí (temerso de encontrarme algún perro suelto), regreso para rellenar con vocabulario el vacío de información. Dese por inaugurada la sección Lexicón para llevarse a la tumba que yo mismo me encargaré de realizar.

Este rinconcito quedará dedicado al corpus de palabras que yo me llevaría, y me llevaré, a la tumba, elemento indispensable para todo ajuar de dictador.

Para empezar, un clásico: pimpollo.

Según la tradicionalista opinión de la RAE (XXIª Edición), un pimpollo es un brote de pino, principalmente, pero es aplicable a cualquier bulbo o brote de alguna planta o flor (se utiliza especialmente con las rosas, como contrapartida femenina al viril árbol de hoja perenne*).

Según María Moliner, que no dudo que sea de un tradicionalismo similar a los Académicos aunque viva en clave progresista (por el simple hecho de poder publicar su propio trabajo), significa, más o menos, lo mismo.

Ambos diccionarios dan, además, la acepción de "referido a un jóven atractivo", en sentido coloquial. La RAE da la forma compuesta "Pimpollo de oro" (usando el "oro" comos inónimo de belleza) y Moliner da "Pimpollo de canela" (forma más lógica, teniendo en cuenta que el sentido original es vegetal).

Pues bien, a pesar de todo este mareo de diccionarios, el verdadero valor de "pimpollo" hay que buscarlo en Salvados por la campana*, donde Slater, el musculitos que en verdad tenía alma de bailarina, llamaba así continuamente a Zack, el joven rubito. ¿Se refería el mulato a que Zack le parecía un chico atractivo? En verdad, durante la serie, ambos mostraron serios indicios de recíproco amor homosexual, pero durante el resto del tiempo solían odiarse o temerse.

Desde mi punto de vista, y sometiendo la cuestión a todo el rigor científico al que la puedo someter*, "pimpollo" se utiliza en la serie, o así me la pienso llevar yo a la tumba, como falsa traducción de "pimp", lo que la convierte en un insulto, más propio de un adolescente que intenta humillar a su rival (o a su amado). Mataría por haber sido traducuctor de series televisivas en los 90 para haber inmortalizado palabras como ésta.


* Juego de palabras intraducible para la mejor comprensión de seres humanos sobrios.
* Otra questión interesante es el porqué de Salvados por la campana cuando "bell" (Saved by the bell) no se refiere tanto a una campana como a un timbre o sirena.
* Mi lexicón es producto de mi sistema digestivo así que es mejor que nadie procure entenderlo: al fin y al cabo, ¿a quién se le ocurriría digerir el vómito de otro?

3.12.07

Teatro para justificar cambios en la plantilla

UN SUICIDIO COLUMNÍSTICO


PERSONAJES DE LA OBRA

A

The Town Crier

ESCENARIO DE LA OBRA

Taller de A
Hay una puerta en el centro entreabierta que muestra un pequeño cuarto de baño y otra puerta a la derecha, cerrada y con diversos candados, cadenitas y cerraduras. Una enorme mesa de trabajo ocupa la mayor parte del espacio, repleta de pinceles y papeles coloreados. También hay un par de cámaras Polaroid, una de ellas espatarrada totalmente. No hay estantes, el suelo está repleto de libros, libretas y retratos a medio pintar, muchos de ellos garabateados. Sorprendentemente, solo hay un cuadro colgado de la pared, sin marco, es una versión del Guernika pintado en blanco sobre rojo y grana en el que tanto los trazos como el esquema de colores recuerdan al logo de los refrescos Coca-Cola.

(Entra A desde el cuarto de baño, que estaba y sigue con la luz apagada. Se pasea apresuradamente por el taller mientras delira)

A: No va a venir... estoy seguro de que no va a venir... le habrá parecido demasiado arriesgado... seguro... ¿a quién no le parecería demasiado arriesgado? Ni por mis Santas Pelotas iría yo si me lo propusieran, con una indirecta tan mordedora como la que yo le solté, a modo de convencimiento. No va a venir... y eso me arrebata de cuajo las pocas posiblidades que tenía de conseguirlo, la única opción de acabar con él y de quedarme con todo, el mísero desliz que me iba a permitir cumplir mi sueño y acabar con el de otra persona, piedra angular del camino a la felicidad...

(Llaman a la puerta. Sin decir nada, A se dirige a la puerta y abre todos los candados, cadenitas y cerraduras, uno a uno, una a una y una a una. Entra The Town Crier, lleva un revólver en la mano. A cierra la puerta tras de sí)

A: ¡En verdad lo tenías! ¡En verdad lo has traído! ¿Puedo verlo?

T.CRIER: ¿Crees que hablaría tanto de revólveres y soñaría tanto con usarlos si no poseyera uno? Lo mejor de la afición por las pistolas es poder dispararlas, y es mucho más fácil cuando son tuyas, ¿no crees?

(The Town Crier toma asiento en una de las sillas que hay en la mesa central. Deja el revólver pesadamente sobre la mesa, no hace ademán de querer que A lo toque. Tras mirarlo extrañado o cabreado, A se sienta cerca de él, en otra silla)

A: ¿No quieres saber por qué te he hecho venir con tanta urgencia, a estas horas, a este lugar y con este equipaje?

T.CRIER: No, porque ya lo sé. No se hace venir a un jefe y a la vez rival a tu taller en las afueras a las tres de la mañana con un revólver y una única bala para hornear juntos una tarta. Quieres matarme e intentarás hacerlo procurando no morir tú en mi lugar.

A: Veo que sigues siendo tan agudo como insensato... veo que, aún conociendo mis intenciones, no has dudado venir a mi taller a las afueras a las tres de la mañana con un revólver y una única bala...

T.CRIER: Seis balas.

A: ¿Cómo dices?

(The Town Crier mete la mano en un bolsillo de su chaqueta y vacía su puño sobre la mesa, donde seis brillantes balas ruedan unos centímetros hasta detenerse)

A: ¿Por qué coñ...?

T.CRIER: Mira, niño, sé disparar perfectamente mi revólver, esta noche no será la primera vez que encañone los sesos de alguien, ¿sabes? De lo que no estoy tan seguro es de que tú sepas hacerlo... ¿sabes hacerlo? ¿has disparado alguna vez alguno de estos o algún aparato similar aparte de tu polla?

A: ...

T.CRIER: Bien, pues no pienso arriesgarme a que te dispares en la sien y falles, por eso he traído munición de reserva... no pienso tolerarlo... odiaría que perdieras y sobrevivieras, ¿sabes?

(A se levanta de su silla, se agacha y rebusca entre algunos libros del suelo. Finalmente se incorpora y deja una baraja de cartas algo atrotinada sobre la mesa)

A: ¿Quieres saber mis intenciones exactas? No estamos aquí para morir, o tú o yo, vamos a jugar... y veo que sabes bien a qué... pero dudo que sepas para qué.

T.CRIER: ¿No es solo matarme lo que pretendes? Entonces lo que buscas es mi revista. ¿Te van los perros mojados?

A: Me van.

(Se sienta)

A: Las reglas son muy sencillas...

T.CRIER: ¡Espera...! Brandy.

(A vuelve a levantarse, a regañadientes. Se dirige hasta la otra punta de la habitación, de donde vuelve con una sola copa y una sola botella de brandy... sirve a su contrincante y vuelve a tomar asiento)

A: Bien, como iba diciendo, vamos a jugarnos tu publicación y nuestras vidas. Cada uno coje una carta, durante tres rondas, y el que saque la carta con menor puntuación cada una de ellas agarra la pistola, previamente cargada con una de esas balas, la apoya en su sien y aprieta el gatillo tres veces. El que sobreviva, gana; en su defecto, el que venza en más rondas, gana. Si gano yo, me quedo con la revista, si ganas tú no me volverás a ver en tu vida, ignorando que tenga un contrato indefinido firmado con sangre y tinta.

T.CRIER: Me parecen unas reglas asquerosas, igual que tu brandy... pero puede ser divertido, ¡dale!

(A baraja el mazo de cartas y lo deja entre los dos jugadores. Toma la primera carta, lentamente, y la muestra a The Town Crier: el ocho de corazones. The Town Crier ni se inmuta, atrae la baraja hacia sí y coje rápidamente la carta superior: el nueve de corazones. Sonríe)

A: ...
(Sin mirar a su contrincante, siquiera, A agarra la pistola que ha traído The Town Crier y carga una de las balas. Observándola unos instantes, hace girar el tambor a toda velocidad y lo detiene en seco. Traga saliva de forma excesivamente sonora y se encañona la cabeza a la altura de la ceja derecha. Sin dejar de mirar la mesa, aprieta el gatillo)

(No ocurre nada. Vuelve a apretar el gatillo)

(Nada. Coje aire y, con fuerza, aprieta por tercera vez el gatillo)

(Nada. A suelta el aire retenido nerviosamente)

T.CRIER: Es una auténtica lástima... ahora me toca a mí jugar primero.

(Tras pegar un sorbo a su brandy, The Town Crier coje la carta superior de la baraja: un tres de corazones. Sonriendo y mirando maliciosamente a su oponente, A coje rápidamente la primera carta: un dos de corazones)

A: ¡Oh... mierda!

(The Town Crier ríe ruidosamente y acaba tosiendo de forma enferma. A vuelve a hacer girar el tambor del arma y a detenerlo. Vuelve a encañonarselo a la altura de la ceja derecha y... aprieta el gatillo tres veces, muy rápido, evitando pensar en su inminente muerte)

(Nada. Nada. Nada)

T.CRIER: Eres desastroso en el juego y afortunado con la muerte... no sé qué cojones significa exactamente eso, pero lo eres, ¡ja ja ja!

(A A no le hace nada de gracia, quizá por la ausencia de brandy en su sistema. Se acerca la baraja, soltando la pistola de forma ruidosa, y coje la primera carta... despacio... la mira... sonríe... y la muestra a su adversario: el rey de corazones)

A: Pensaba que se iba a acabar la partida sin algo de verdadera diversión.

T.CRIER: Jugamos para divertirnos, nunca dudes algo así de un juego que incluya armas de fuego.

(The Town Crier se acerca la baraja, la observa, la acaricia con la mano con la que no sujeta la copa de brandy y levanta una carta, sin mirarla siquiera. A se pone pálido)

T.CRIER: No me lo digas... el As.

(Es el as de corazones. A coje la pistola, realmente asustado, hace girar el tambor, lo detiene, se encañona la cabeza a la altura de la ceja derecha y... aprieta el gatillo)

(Nada)

(Aprieta el gatillo una vez más, cerrando con fuerza los ojos)

(Nada)

(Finalmente, baja el arma unos instantes... la mira... mira a The Town Crier... vuelve a encañonarse y aprieta el gatillo)

(Nada de nada)

T.CRIER: Oh, vaya, menuda porquería de juego... ¡tendríamos que haber jugado con seis balas! ¡Ja ja! ¡Para eso las traje! ¿No? ¡Sí! ¡Para eso las traje!

(A se levanta, asume que ha perdido, coje su chaqueta, que está en el suelo y se dispone a irse por la puerta principal. A la mierda con el mundo entero)

(The Town Crier, cuando ve que A le da la espalda y que hace ademán de irse, agarra rápidamente el revólver que ha quedado sobre la mesa, ni hace girar el tambor ni lo detiene, pero sí lo encañona, a la altura de la nuca de A y aprieta el gatillo)

(Nuevamente no ocurre absolutamente nada)

(A se gira, realmene asustado o extrañado o cabreado)

T.CRIER: ¡Era broma! Disculpa, no pude evitar hacerlo.


TELÓN

Un suicidio columnístico*



Esta misma noche, si la memoria no me falla (oh, como me apasiona utilizar esta expresión con sentido futuro), algo grave ocurrirá: la dirección, la existencia incluso, de este lugar penderá de un revólver en la sien, de un dedo en el gatillo.


No puedo avanzar más, tan solo puedo seguir emocionándome y dejar de escribir.







* Título inspitado en R'n'R Suicide, canción de David Bowie de todo corazón recomendable.
* Idea original, por muy poco probable que parezca, inspirada en cierto texto de Aleix.
* Futuro contenido sutilmente robado de la patética aunque entrañable película Los fantasmas de Sodoma.

Dramatis personae


The Town Crier
Un terriblemente humilde servidor de todo aquel que se muestre digno de ser servido (¿nadie?). Dedicado única y exclusivamente a todo menos a ir al lavabo, hablará de ello con su característico tono venenoso y su intelecto, que de tan maravilloso brilla en la total oscuridad. MÁS

Mr. Bogus
Más mediocre de lo que muchos nunca llegarán a ser, este curioso personaje que, además de amarillo, es adicto a los joyos, se preocupará de que todos (incluido tú) hagáis vuestras necesidades sabiendo dónde os estáis metiendo (o dónde las estáis metiendo). MÁS